Como seguramente sabrás, los colores influyen en nuestro estado de ánimo, por eso, a lo largo de nuestra vida, tenemos momentos en los que nos atraen o sentimos rechazo por alguno de ellos.
Si quieres aumentar el bienestar de tu casa, puedes conseguirlo con sólo renovar la pintura.
La decoración Feng Shui es el arte de crear un espacio armónico, para sentirnos mejor. Además de los materiales y la posición de los muebles, la elección del color es muy importante. Cada energía está asociada a un color porque tiene una propiedad específica y una influencia notable en nuestro estado de ánimo.
A la hora de elegir un color para nuestras paredes, es aconsejable tener en cuenta el color del mobiliario.
Existen 5 elementos y los colores asociados a ellos.
Hoy os hablaremos del Elemento Fuego.
Son los rojos y sus derivados, como los rosas, púrpuras y naranjas. La alegría es la emoción que mejor representa al elemento Fuego. Se relaciona con el sol, el calor y la iluminación, es decir, la capacidad de ver con claridad o vislumbrar con nuestra intuición, las mejores opciones para nuestro futuro.
Transmiten energía, pasión, fuerza y energía vital, por lo que son los colores perfectos si buscas alegría y transformar tu vida. En China es el símbolo de la felicidad y en los países nórdicos representan la alegría y el optimismo. Son aconsejables especialmente para las personas que necesiten levantar el ánimo, tristes, depresivas o apáticas.
El rosa tiene el equilibrio perfecto entre rojo y blanco. Es por ello que a la vez que aporta felicidad y optimismo, es equilibrante, cálido y nos recuerda al amor tranquilo y maternal. Por todo ello el rosa sí es adecuado para dormitorios y es el color femenino por excelencia.
Pero cuidado si sufres de estrés o ansiedad, en ese caso deberías optar por otros colores más relajantes o por el rosa.
El elemento fuego y el rojo en su aspecto negativo y utilizado en exceso, pueden representar la destrucción.
Los rojos promueven la actividad, ya que son estimulantes y suelen asociarse al movimiento y la energía. Suelen usarse en pasillos, comedores, cocinas, salones y zonas de juego. En decoración de interiores, aunque añadamos pequeños detalles en rojo, el efecto es inmediato, llenando la estancia de calidez y alegría. Sin embargo puede ser irritante si te excedes y eres de emociones intensas. Para equilibrar el exceso de rojo, el blanco y el gris son ideales. También se ha considerado a lo largo de la historia como un color elegante y distinguido, puesto que era un pigmento muy caro que solamente la gente rica podía permitirse.
Por todas las características antes mencionadas, no es aconsejable utilizar el rojo en zonas donde necesitemos relajarnos, descansar o concentrarnos, como por ejemplo los dormitorios o zonas de estudio y trabajo.
Aunque no hablemos en profundidad de los demás colores, os dejamos un resumen de los demás tonos y unas indicaciones, sobre dónde conviene aplicarlos.
Elemento Tierra: Son los cremas, beiges, ocres, amarillos… Aportan paz y seguridad. Ideales para casi cualquier estancia. El amarillo es perfecto para inundar de “sol” las estancias que dan al norte o que tienen poca luz natural. Todos estos colores aportan sensación de calidez y estabilidad.
Elemento Metal: Son los blancos y blancos rotos. Es el color de la pureza y por lo tanto ideales para baños y cocinas. Ayudan a descansar la vista y estimulan la concentración, por lo que también son adecuados para oficinas y zonas de trabajo y estudio.
Elemento Madera: Son los verdes y marrones. Son los mayores representantes de la Naturaleza. Transmiten tranquilidad y rejuvenecimiento, por lo que no son una mala opción para los dormitorios o salones.
Elemento Agua: Son los colores azul, negro y violeta, en general los tonos fríos asociados al elemento agua. Transmiten calma, introspección y pasividad. Estos colores son adecuados para estancias inundadas de luz natural o donde hace mucho calor.